@AMpuntonet
Orietta Collante 


“Cuando no se tiene un final, se busca en todas partes; cuando se tiene, no se da a conocer jamás”, Mathew Pearl.


El Misterio de Edwin Drood,  novela que  por la muerte de Charles Dickens nunca se terminó, ha sido aprovechada por Mathew Pearl, escritor norteamericano, para buscar y revivir el misterio de uno de sus escritores favoritos.

Es inquietante para el lector descubrir la verdad de la novela de Dickens, cuyo misterio nos impulsa a leer, sin detenernos, cada una de sus frases, párrafos y capítulos para encontrar un desenlace, un final que nunca llega.

La obra inconclusa del escritor inglés, ha sido la novela  más comentada y especulada del siglo XIX. Una inspiración para Mathew Pearl, escritor norteamericano, que lo llevó a escribir su más reciente trabajo, El último Dickens.

En ella, el joven novelista recrea los momentos críticos de la industria editorial de 1870. Un periodo de la historia en donde la propiedad intelectual estaba olvidada y el dinero jugaba un papel muy importante, sobretodo, en edición de obras como las de Dickens.

Ése era el mundo que quería develar Mathew en El último Dickens, un momento en el que la edición se veía como una competencia internacional con muchas cosas en juego y en la que un editor concreto, James Osgood, tiene que alzarse y ser un héroe en contra de grandes obstáculos.

En cierto modo, la búsqueda del manuscrito robado que hace Osgood del resto de El misterio de Edwin Drood es la búsqueda del final que hicieron todos los lectores que seguían el misterio de la obra de Dickens.


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