Andrés Molano Téllez
Tres meses de práctica fueron necesarios para que Cristian Camilo Villaveces, un niño de 14 años, se convirtiera en campeón nacional de trompo 2009, categoría infantil.Después de aquel triunfo, logrado en Sogamoso, el barrio Villa Nelly de Kennedy se ha convertido en testigo de las acrobacias con las que se llevó el primer puesto.
En mayo, Camilo tuvo la oportunidad de ingresar a la Fundación Sigamos Jugando, institución sin ánimo de lucro que busca el fomento de los juegos tradicional de Colombia. Enrique Rojas, su fundador, fue la persona que patrocinó y motivó al niño a jugar trompo.
“Recuerdo que me encontraba montando cicla por el barrio y el profesor me dijo que si quería jugar trompo y acepté. Después de unos meses me llevó a competir a Sogamoso donde quedé campeón”, cuenta Camilo, estudiante de séptimo grado en el Colegio Distrital San Pedro Claver.Para lograr este triunfo, sacrificó sus días de descanso. En vacaciones entrenaba cinco horas diarias. Se ganó la confianza de su profesor, quien lo escogió para representar a la institución y al barrio en el campeonato de Sogamoso.
Como la fundación apenas comenzaba, únicamente podía cubrir los gastos de hospedaje. Su madre, Gloria Leyton, quien trabaja como costurera, sacó el dinero que tenía ahorrado para pagar los pasajes de su hijo.“Después de todo el esfuerzo que pusimos, no nos dieron ni una medalla. Solo 50 mil pesos que apenas nos alcanzó para ayudas del transporte”, reclama Cristian.
Sin embargo, no se ha desmotivado y continúa mejorando los giros y piruetas con el trompo. Sus mejores jugadas son ‘pico al chulo’, la fantástica, recibida por la espalda, periquito, el beso de betty la fea , el tobogán y la calculadora.
Ésta última es la que realiza con mayor facilidad. Hace girar el trompo y lo lanza al aire a unos cuatro metros de altura para recibirlo con la cuerda. Todo un espectáculo que motiva a otros niños del barrio a seguir sus pasos.
En mayo, Camilo tuvo la oportunidad de ingresar a la Fundación Sigamos Jugando, institución sin ánimo de lucro que busca el fomento de los juegos tradicional de Colombia. Enrique Rojas, su fundador, fue la persona que patrocinó y motivó al niño a jugar trompo.
“Recuerdo que me encontraba montando cicla por el barrio y el profesor me dijo que si quería jugar trompo y acepté. Después de unos meses me llevó a competir a Sogamoso donde quedé campeón”, cuenta Camilo, estudiante de séptimo grado en el Colegio Distrital San Pedro Claver.Para lograr este triunfo, sacrificó sus días de descanso. En vacaciones entrenaba cinco horas diarias. Se ganó la confianza de su profesor, quien lo escogió para representar a la institución y al barrio en el campeonato de Sogamoso.
Como la fundación apenas comenzaba, únicamente podía cubrir los gastos de hospedaje. Su madre, Gloria Leyton, quien trabaja como costurera, sacó el dinero que tenía ahorrado para pagar los pasajes de su hijo.“Después de todo el esfuerzo que pusimos, no nos dieron ni una medalla. Solo 50 mil pesos que apenas nos alcanzó para ayudas del transporte”, reclama Cristian.
Sin embargo, no se ha desmotivado y continúa mejorando los giros y piruetas con el trompo. Sus mejores jugadas son ‘pico al chulo’, la fantástica, recibida por la espalda, periquito, el beso de betty la fea , el tobogán y la calculadora.
Ésta última es la que realiza con mayor facilidad. Hace girar el trompo y lo lanza al aire a unos cuatro metros de altura para recibirlo con la cuerda. Todo un espectáculo que motiva a otros niños del barrio a seguir sus pasos.
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