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Johnnatan Ariza Alarcón   

Existen personas que se lucran de la literatura,  como los escritores, los almacenes que distribuyen libros y muchos otros que no lo hacen de manera oficial, pero como en este país son tan escasas las oportunidades, las personas se ven en la tarea de rebuscarse en lo que sea un trabajo con el cual se puedan sostener así no sea lo más correcto, moralmente hablando.

Este es el caso de la señora Lizet Triana, que con más de 9 años de oficio, vende libros en la carrera 18 en el barrio Restrepo de la ciudad de Bogotá, estos libros son generalmente “piratas” o usados, por esto son más fácil de comprar debido a su bajo costo.

Lizet  tiene dos hijos uno de 11 y una de 16, a los que mantiene con la venta de estos libros, sus principales ventas las hace a las mamas de los niños que necesitan algún texto para el colegio, entre sus casi diarios 15 o 20 artículos vendidos encontramos que los compradores van por alguna petición de lectura por parte de el colegio o la universidad, sin que falte el apasionado por la lectura que no acude a ella por ninguna de estas dos razones, sino por gusto propio.

Entre los artículos que ella mas vende se encuentran las cartillas de nacho, los libros de Gabriel García Márquez, el algebra, Juan salvador gaviota y muchos más reconocidos que nos pedían para algunas tareas, trabajos o evaluaciones.

Dedicarse  a la venta de libros “piratas” es algo que está en contra de la ley y los derechos de autor, ella lo sabe, pero es el único camino que a ella le quedo, en un país en donde los precios bajos son más importantes que la misma calidad del libro, porque un libro que se consigue en algunas tiendas en $18.000,  en su puesto se consigue a $4.000, generando ganancias suficientes para el sostenimiento de su familia.

 

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